martes, 11 de mayo de 2010

Encuentros en la metarrealidad

Esta es una secuencia del guión de cortometraje "Una cierta declaración de amor extravagante", que trataremos de hacer en la segunda mitad del presente año, o tal vez en los inicios del que viene, y del que ya os hablé hace algunas semanas:


EXT. TEATRO REINA VICTORIA - NOCHE

La gente está saliendo. Javier Ruiz espera en la puerta, con su guión bajo el brazo, nervioso como una hoja.

JAVIER RUIZ

(hablando consigo mismo)
Me va a mandar a la mierda... A la puta mierda de hecho... Seguro que llama a seguridad.

Los actores empiezan a salir. Javier Ruiz no se da cuenta y sigue a lo suyo.

JAVIER RUIZ

Seguro que los de seguridad me dan una paliza y luego, cuando esté en el suelo desangrándome, vendrá ella a escupirme personalmente...

Justo en ese momento se da la vuelta. Se topa de frente con Aroa Gimeno, que ya va saliendo.

JAVIER RUIZ
H-h...

AROA GIMENO
Hola.

Aroa Gimeno hace amago de seguir adelante.

JAVIER RUIZ
He...¡He visto tu obra!

Javier Ruiz, debido a los nervios, empieza a gesticular de forma extraña, con las manos, con la boca, a veces pica los ojos sin querer.

AROA GIMENO
(algo extrañada por el comportamiento del joven)
Ah. Muy bien. ~Me alegro.

JAVIER RUIZ
Si, si... E-es muy...

Se queda callado, sin saber qué decir.

AROA GIMENO
Mmmm... Pues g-gracias.

Se dispone a seguir. Javier no puede permitirlo.

JAVIER RUIZ
¡Guión!

AROA GIMENO
¿Eh?

JAVIER RUIZ
T-tengo un guión... ¡Un guión!

Se lo extiende con las manos temblorosas. Ella no sabe qué hacer. Él hace movimientos impacientes con las manos, casi molesto, como para decirle que lo coja de una vez. Ella obedece, y entonces Javier Ruiz, presa del pánico, escapa corriendo ante la estupefacción de la joven.

En la historia la espléndida y bella actriz Aroa Gimeno, si finalmente decide subirse al barco en el momento de realizar el corto, haría de sí misma, en lo que es una especie de autoparodia ególatra-caricaturesca de mi propia persona (el personaje principal soy, lamento decirlo, yo). Di con ella a través de internet hace unas pocas semanas, casi por casualidad, y, todavía en el dilema de a quién proponerle el papel de la "actriz", me pareció que ella encajaba muy bien en lo que yo estaba buscando, así que puse su nombre en el texto y me decidí a tentar a la suerte.

Como veis en la secuencia voy al teatro a ofrecerle un guión para que participe en un corto. El guión que le ofrezco es el propio guión del cortometraje, así que en la ficción le ofrezco lo que quiero rodar en la realidad. Y como ella en estos momentos está representando "La ratonera" de Agatha Christie, en el Reina Victoria, pues tan sólo tenía que cambiar "La buena persona de Sezuán" del texto original por "La ratonera"para poder alcanzar una experiencia ficticia metarreal.

Allí que me fui, al teatro, con mi guión bajo el brazo, aconsejado acaso por algún Steven Spielberg chiflado que se cruzó en mi camino. Fui solo, pues solo iba en el guión, y disfruté la obra, me lo pasé bien. Conforme llegaba el final la idea de reproducir en la realidad lo que había escrito me iba pareciendo una mayor y más grotesca tontería. Aquella chica iba a pensar que era un pobre trastornado. Sin embargo pensé "bueno, no sería la única, qué más da". Así que la esperé al salir, me recibió con mucha amabilidad y le di el guión, casi sin dar tiempo a cruzar demasiadas palabras. No salí corriendo claro, ni tartamudeé ni nada de eso. Me hubiera gustado hacerlo, la verdad. De hecho llegué a pensarlo: hacer todo exactamente como sucede en la ficción, extenderle el guión con manos temblorosas, balbucear y salir corriendo. Pero ni mis dotes de actor ni me vergüenza me lo hubieran permitido, así que terminé deshechando la idea. Dita sea.

Al meditarlo en el regreso a casa me iba sintiendo cada vez mejor. Me hacía mucha gracia pensar en el momento en que leyera esa secuencia. A mi me encantaría que me sucedería eso: estar leyendo algo y toparme de repente con un suceso ficticio que acaba de pasar en la vida real casi de la misma manera y con las mismas personas involucradas. Y lo único que lamenté es no poder hacer lo mismo con todos los espectadores ¿Se imaginan?

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